Aunque muchas veces habréis oído decir que los gatos ven en blanco y negro la verdad es que sí distinguen algunos colores, aunque no tanto como los nuestros. Su rango de colores va entre el amarillo y los azules oscuros, y no ven demasiado bien colores como el verde o el rojo.
Sin embargo, como buenos depredadores que son, su visión se centra más en ver el movimiento (por ejemplo, pueden detectar a un pequeño ratón moviéndose desde lejos) y ven muy bien cuando hay poca luz (aunque no en la oscuridad absoluta).
Sus pupilas se dilatan y contraen como si fueran el diafragma de una cámara de fotos para regular la cantidad de luz que dejan pasar por sus ojos. Unas pupilas muy abiertas les permitirán ver mejor cuando no hay luz y unas finas líneas a veces casi invisibles aparecerán cuando toman el sol. Las pupilas también nos darán pistas de su estado de ánimo, ya que cuando están asustados o a punto de cazar se vuelven muy grandes y redonas.
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