jueves, 21 de enero de 2016

¡Reflexionemos!


Es triste y se nos antoja casi surrealista tener que recordarlo constantemente, pero no obstante lo decimos y lo diremos las veces que haga falta: un animal no es un juguete. 

Las personas que asumimos la responsabilidad de hacernos cargo de un animal, lo hacemos a sabiendas de que nuestra vida cotidiana así como nuestros proyectos pueden verse influídos y/o condicionados por ello, ya que un nuevo miembro de la familia ha llegado a nuestra vida.

No debemos perder de vista que ese animal NO es responsable de que unx decida ser madre o padre, NO es responsable de que uno decida ponerse la mochila y hacer mundo, NO es responsable de un cambio de domicilio, ni de ninguna de las situaciones que vivimos los humanos.

Cuando uno asume responsabilidades en el cuidado de un animal, que es un miembro más de la familia, debe demostrar un grado de madurez, responsabilidad y coherencia que le haga no plantearse deshacerse del mismo a la primera de cambio.

Flaco favor les haces si los adoptas y en cuanto la cosa "se complica", ya piensas en dejarlos en un protectora, en el mejor de los casos, o abandonarlo, en el peor.

A pesar de todo esto, las personas que trabajamos voluntariamente en protectoras, podemos llegar a un grado de empatía con las diferentes situaciones personales que nos lleve a, dependiendo del caso, echar una mano de cara a buscar un nuevo hogar para el animal en cuestión. Esto lo hacemos en casos extremos, no lo hacemos por un capricho de la persona que se hacía cargo.

El resumen de todo esto es: si no puedes hacerte cargo, si tienes cierta tendencia al caprichismo en cuanto al cambio de domicilio o a viajes, si no vas a dar la talla con quien te has hecho cargo de cuidar: NO adoptes.

Las personas que trabajamos en ADAC, nos dejamos la piel por ellos, nos desvivimos por ellos, hacemos todo lo que podemos y lo mejor que sabemos... pero a veces nos tenemos que enfrentar con situaciones que nos desbordan.

Cabe destacar que todo lo que hacemos, lo hacemos voluntariamente. No tenemos ningún sueldo y puedo aseguraros que dedicamos muchas horas de nuestras vidas para que todo salga adelante. Esto no queda dicho para que nadie nos dé las gracias, más bien para que cuando se nos requiera, se haga con educación y buenas formas, ya que si a alguien debemos algo es únicamente a los animales para los que trabajamos.

Reflexionemos!

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